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Las personas con enfermedades mentales son mucho más propensas a ser víctimas que perpetradores de actos violentos, muestra un nuevo estudio.

Oímos hablar del vínculo entre la violencia y la enfermedad mental en las noticias, y quisimos observar no solo la idea de que las personas con enfermedades mentales son un peligro para los demás, sino la posibilidad de que ellos también estén en peligro”, afirmó la autora del estudio, la Dra. Sarah Desmarais, profesora asistente de psicología en la Universidad Estatal de Carolina del Norte.

Los investigadores examinaron las encuestas rellenadas por 4,480 adultos con enfermedades mentales sobre el hecho de cometer actos violentos y de ser la víctima de dichos actos en los últimos seis meses. La información recogida incluía los hallazgos de 5 estudios previos que se centraron en diversos asuntos, como los medicamentos antipsicóticos y el enfoque de los tratamientos. Estos estudios anteriores también indagaban sobre la cuestión de los adultos con problemas de salud mental que actúan de forma violenta y que son víctimas de actos violentos.

El estudio, publicado en la revista American Journal of Public Health, reveló que aproximadamente el 24 por ciento de las personas con enfermedades mentales habían cometido un acto violento en los 6 meses anteriores.
Los investigadores también hallaron una asociación fuerte entre sufrir un acto violento y cometer uno. Sugirieron que reducir la violencia contra las personas con enfermedades mentales podría ayudar también a proteger a otras personas de la comunidad.

Los adultos con enfermedades mentales que se vuelven violentos son más propensos a comportarse mal en casa que en público, hallaron los investigadores. La mayoría de estos actos, o el 63.5 por ciento, tuvieron lugar en una casa. Solo el 2.6 por ciento de estos actos violentos se produjeron en una escuela o en un lugar de trabajo.

Por otra parte, un porcentaje mayor de estos adultos con enfermedades mentales fueron víctimas de violencia. El estudio mostró que casi un 31 por ciento fueron victimizados durante este mismo periodo. De estas personas, aproximadamente el 44 por ciento dijeron que sufrieron actos violentos en más de una ocasión.

También hallamos que los participantes que han sido víctimas de violencia tenían 11 veces más probabilidades de cometer actos violentos. Esto enfatiza la necesidad de intervenciones en la salud pública más robustas que se centren en la violencia”, afirmó Desmarais.

No se debería tratar solo de prevenir que los adultos con enfermedades mentales cometan actos violentos, sino también de proteger a las personas en riesgo de ser victimizadas”, continuó. “En primer lugar, es lo correcto. Además, aunque la correlación no es necesariamente un relación de causalidad, evitar la violencia contra las personas con enfermedades mentales podría reducir los actos violentos cometidos por ellas”.

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