Peritajes & Peritos

Este último año, desgraciadamente, ha devuelto protagonismo al testamento ológrafo. Una forma de legar nuestros bienes que parecía cosa del pasado, pero que ha cobrado auge por las limitaciones de movilidad impuestas por la pandemia. Básicamente, se trata de una fórmula para dejar constancia de una herencia sin que sea necesaria la presencia de un notario.

Evidentemente, tiene ciertas limitaciones y condiciones para evitar falsificaciones u otro tipo de intervenciones que manipulen la voluntad del otorgante. Hacemos un repaso de todo lo que se refiere al testamento ológrafo y cómo se puede sacar el máximo beneficio de esta fórmula completamente legal.

Ventajas del testamento ológrafo

Es lógico que, a primera vista, la idea de un testamento escrito a mano, sin testigos, ni necesidad de ser depositado o confirmado por ningún representante legal, levante recelos. Su ventaja inicial, la de ser gratuito, puede quedar en un segundo plano si al final implica mayor inseguridad respecto a que se respete nuestra voluntad.

Sin embargo, una de las ventajas del testamento ológrafo es, precisamente, la exigencia de que mantenga en secreto, tanto en su propia existencia como en lo que se refiere a su contenido. Al desconocerse su existencia, el testador se libera de presiones de última hora que puedan inducirle a cambiar lo que realmente es su voluntad. O, al revés, que haga esos cambios sin sentirse obligado a responder ante nadie.

Situaciones en las que resulta la mejor opción

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