Peritajes & Peritos

En este artículo del mes de diciembre de Consejos del Experto os vamos a explicar brevemente los diferentes elementos que intervienen en la tasación de una obra de arte o antigüedad. Hay que diferenciar entre los intrínsecos a la propia obra y los extrínsecos que permiten calibrar la importancia artística del autor y la calidad de la obra.

Dentro del primer grupo, el principal elemento que interviene a la hora de dar valor a una obra de arte o antigüedad es la calidad. Se trata de un tema bastante subjetivo y controvertido del que encontramos pocas cosas escritas. Cuando hablamos de calidad nos referimos al dominio ejecutivo de la materia por parte del autor, de manera que la pieza resultante destaque por su excelencia.

Otro factor interviniente es el estado de conservación de la misma. Cuanto más intacta haya llegado la pieza a nuestros días, más valor adquirirá. En ocasiones, es imprescindible una restauración pero es necesario que ésta sea reversible y que no desvirtualice el trabajo original del artista.

Conocer la autoría de la obra es un dato muy relevante a la hora determinar el valor. Es decir, una pieza aumentará notablemente su valor si conocemos quién la realizó ya que nos aporta muchos datos extra sobre la misma, que acotan notablemente la catalogación previa. Podemos decir que el autor determina la cotización de la pieza. Un aspecto fundamental en la cotización es el hecho de que las piezas sean escasas e irrepetibles, situación que se acentúa en el caso de que el autor de las obras que se están comercializando ya no viva.

Las medidas también influyen en la tasación. Un tamaño excesivo puede bajar notablemente el precio de venta. Lo mismo ocurre con las piezas de formato demasiado pequeño, no adquirirán el mismo valor que las piezas consideradas de tamaño medio / estándar.

Por otro lado, es importante conocer bien el mercado para saber la demanda de ciertas temáticas (pintura) o tipologías (artes decorativas – mobiliario). Aunque pueda resultar raro, existen diferencias importantes en el valor de determinadas piezas aún siendo éstas de la misma familia. Un claro ejemplo sería el mobiliario de asiento, donde la tipología más cara será la marquise, seguida por la bergère, el sillón y la silla, adquiriendo esta última cotizaciones mucho más bajas.

El último factor determinante, para finalizar este primer grupo, es el del material (artes decorativas – escultura – mobiliario) y técnica (pintura). Como es lógico, el cómo esté realizada una pieza influirá en su precio. En el caso de obra gráfica, no es lo mismo encontrarnos ante un grabado o dibujo a lápiz que ante un óleo sobre lienzo o tabla, superando con creces el valor del segundo al primero.

Para finalizar este artículo, vamos a hablar de los factores extrínsecos que interfieren en ese precio. Nos encontramos ante circunstancias exteriores a la propia obra. Un claro ejemplo sería el currículum de la misma. Con esto nos referimos a la procedencia, anteriores propietarios o si ha participado en alguna exposición ya que de ser así pueden aumentar su valor. Otro componente podría ser la moda regida por los gustos que dominan el mercado en el momento de tasar la pieza.