Meta, la compañía matriz de Facebook e Instagram, lanza un comunicado que ha creado gran desasosiego al anunciar que permitirá ciertos comentarios ofensivos hacia la comunidad LGTBIQ+, como llamar «enfermos mentales» a las personas homosexuales, bajo el escudo de la «libertad de expresión».
Este cambio en sus políticas ha provocado un fuerte debate sobre los límites entre la libertad de expresión y el discurso de odio, así como sobre las posibles implicaciones legales para quienes los realicen
Una medida que, en un principio, se va a llevar a cabo en Estados Unidos, pero que no deja de preocupar también en el resto del mundo.
Este argumento se apoya en que es una medida para proteger el derecho a expresarse, especialmente en contextos de debate político o religioso.
Según la empresa, estos comentarios serán permitidos siempre que no inciten a la violencia o al acoso directo.
Sin embargo, la decisión ha sido criticada por organizaciones defensoras de derechos humanos y colectivos LGTBIQ+, quienes consideran que normalizar este tipo de lenguaje fomenta la discriminación, y crea un entorno hostil hacia estas comunidades, amparándose en una libertad de expresión que deja de lado los derechos de las personas.
La libertad de expresión es un derecho fundamental protegido por leyes internacionales y nacionales, pero no es absoluto.
En España, se recoge en el art. 20 de la Constitución, y en él se garantiza la libre difusión de ideas y opiniones, con ello, también establece límites, como el respeto a los derechos de otras personas, incluyendo la dignidad, el honor y la no discriminación.
El Tribunal Constitucional ha destacado en varias sentencias que la libertad de expresión no puede utilizarse como excusa para fomentar el odio o la discriminación, un ejemplo, comentarios que ataquen directamente a un colectivo vulnerable pueden interpretarse como discurso de odio, algo sancionado por el Código Penal español.
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