…¿Cuánto me va a costar esto?… Ésta es una de las preguntas que con mayor frecuencia probablemente tiene que contestar el perito en la primera conversación con un potencial cliente.
En el mejor de los casos, se puede tener una idea aproximada procedente de una experiencia anterior similar al caso en cuestión que pueda ayudar a determinar en orden de magnitud cuánto podría costar, si es así se puede proporcionar al cliente un valor con un pequeño riesgo a error, en caso contrario, se suele realizar mentalmente una estimación global rápida y aventurarse a proporcionar un cifra, pero… ¿Cómo de fiables son estos datos? ¿Son valores competitivos de mercado? ¿Se va a ganar o perder dinero en este encargo?
A continuación se va a exponer unas pautas básicas para poder estimar con un mínimo de método o, al menos, con reflexión. De este modo, a lo largo del tiempo, se puede ir mejorando el proceso con la experiencia resultante de cada encargo.
Uno de los condicionantes con el que nos encontramos es que, en muchas ocasiones, estamos en un mercado de libre competencia en el cual no existen precios fijados, ni mínimos ni máximos. Por ejemplo en España la CNC – Comisión Nacional de la Competencia vela porque así sea, por esta razón las asociaciones y colegios profesionales no pueden marcar precios para las pericias o informes periciales. Consecuentemente el precio es libre tanto de la pericia como del precio/hora o jornada del perito.
Una buena forma de comenzar a tener datos de partida es evaluando las actividades del perito en forma de esfuerzo, entendiendo como tal la cantidad de horas de trabajo que se va a dedicar a cada tarea para cada tipo de peritaje y, de este modo, recopilar o estimar cuánto tiempo se ha necesitado o se necesitará para ello.
Los bloques principales a considerar en un encargo completo de una pericia serían:
Toma de Contacto: Tareas previas a recibir la designación oficial o firma/aceptación del encargo por parte del cliente.
Actuaciones de Campo: Recolección de evidencias o recopilación de información, identificación y registro de las mismas, precintados, etc.
Análisis: Análisis de las evidencias y/o estudio de la documentación.
Informe: Elaboración del informe pericial, emisión y entrega.
Ratificación: Ratificar el informe en el Tribunal o Arbitraje.
Para cada una de estos bloques se ha de considerar dos parámetros, por un lado, el esfuerzo empleado por el perito y por el otro los costes inherentes (material, desplazamientos y estancias, etc.), con ello se puede construir la tabla básica de cálculo de costes.
Ahora se ha de considerar las expectativas de trabajo, con este fin hay que realizar una estimación lo más realista posible de cuánto trabajo (encargos) y de qué tipo puede llegar en un periodo determinado que nos permita realizar los cálculos, por ejemplo un mes.
Adicionalmente se ha de considerar los costes fijos que son inherentes al desarrollo de la actividad profesional y que no dependen del volumen de trabajo como por ejemplo: gastos contables, vehículo, alquiler de local, mobiliario, recibos de agua, luz, gas, etc., muchos de estos gastos son con periodicidad mensual por este motivo es más cómodo tomar un mes como periodo de cálculo.
También sería aconsejable añadir un plus de imprevistos, extras no contabilizados o morosidad, por ejemplo un 5% o 10% sobre el total.
Finalmente se ha determinar un precio para el esfuerzo, para ello existen dos vías:
De menor a mayor, asignando un precio hora o precio jornada base, aplicarlo a la tabla de cálculo de costes y realizar el cálculo con las expectativas de trabajo, esto proporcionará un volumen de costes mensuales y se puede calcular el beneficio neto. De mayor a menor, asignar un volumen de beneficio que se desea y calcular desglosando y realizando la operación contraria a la anterior para determinar el precio hora o precio jornada base del perito.
Recomiendo realizar este ejercicio varias veces de forma recurrente hasta finalmente poder afinar el precio hora o precio jornada del perito.
No se ha de olvidar de considerar los impuestos que afecten en cada caso.
Una vez realizada esta tabla ya es cuestión de ir refinando, modificando y perfeccionando por comparativa entre lo estimado en el presupuesto y lo real resultante.
No obstante, a pesar de lo “engorroso” que pueda llegar a ser este método es un proceso que mejorará con el tiempo si se va retroalimentado con información. Aunque siempre queda la posibilidad de hacer una estimación “de cabeza” con números globales y podría llegar a ser tan válida como la anterior, sin embargo si no se posee la suficiente experiencia la posibilidad de error puede ser muy alta.
En cualquier caso, considérese que este proceso de estimación expuesto es fruto de mi reflexión personal por lo que cualquier otro método o proceso que alguien propusiese puede ser tan válido como éste o quizás mejor aún.
También soy consciente que en muchas ocasiones el precio final es fruto de la oportunidad del momento, la carga de trabajo que se tiene, del cliente y de otras muchas circunstancias que no tienen nada que ver con el cálculo expuesto.
Por Rafael López Rivera, Vicepresidente de la ACPJT, miembro de AEMPJ, Dir. Organización y Procesos, CIO y PM