Peritajes & Peritos

Estamos asistiendo a grandes cambios en la forma en la que hoy en día, y más aún de aquí en adelante, se va a desarrollar el trabajo en el mundo AEC, y cuanto antes nos familiaricemos con ellos será mejor para que no perdamos, una vez más, el tren de la historia y de los avances tecnológicos.

No sirve de nada el famoso: “¡Qué inventen ellos!” que MIguel de Unamuno, en uno de sus arranques de mal carácter, le espetó a José Ortega y Gasset , dentro de una polémica sobre la necesaria evolución intelectual de España. Ortega tenía razón y es que no debemos caer nunca más en ese desprecio soberbio de lo ajeno, que a lo único que nos conduce es a permanecer fuera de los avances, y a llegar siempre tarde y mal a todo.

Comencemos por asumir que, nos guste o no, la lengua inglesa es la dominante en el mundo desarrollado y en la era de Internet. No pasa nada, nosotros tenemos una lengua magnífica, la segunda en número de personas que la hablan en el mundo tras el chino, y cuyo aprendizaje despierta más y más adeptos cada día, con una riquísima y maravillosa producción literaria y una gran cultura. Es un orgullo pertenecer a la cultura española. Pero en el mundo tecnológico en todas partes se habla inglés, no nos lleva más que a una pérdida de tiempo no asumirlo, manteniendo por supuesto nuestras esencias, pero cuando conviene hablemos inglés sin rubor.

Empiezo por tanto por el acrónimo AEC: Architecture, Engineering, Construction, es un término utilizado en todo el mundo y resume la cadena de producción a la que muchos nos dedicamos, desde la concepción hasta la entrega de un edificio.

El mayor cambio, y del que se derivan todos los demás, consiste en una forma colaborativa de trabajar de modo horizontal. Se han acabado los métodos piramidales, se ha acabo el ordeno y mando, con las consecuencias de una supuesta responsabilidad única (la del Arquitecto, vértice de la pirámide), se ha acabado el escalafón como organización de la cadena de mando, en la que cada escalón mandaba al de más abajo y así hasta la base.

Hace ya tiempo que el AIA (American Institute of Architects) tiene en marcha una nueva forma colaborativa de trabajar que está calando fuertemente en el mundo AEC de Estados Unidos, no por capricho, sino por las ventajas que produce en términos de precio, plazo y calidad para la terminación de las obras. Son muchos los grandes edificios que en aquel país se han ejecutado, con gran éxito, mediante: Integrated Project Delivery (IPD).

¿En qué consiste? Resumidamente en que todas las partes intervinientes en el desarrollo de un edificio: Propiedad, Project Managers, Arquitectos, Ingenieros y Constructores, trabajen juntos desde el principio. Esto hace que el entendimiento entre todos sea el correcto, que la información fluya y sea sometida a discusión y evita las perjudiciales y costosas idas y venidas cuando la construcción está en marcha.

Estamos acostumbrados a un trabajo escalonado: El Propietario o Promotor quiere construir un edificio y contrata al Project Manager, que va a asesorarle en todo el desarrollo (bueno la verdad es que en España por desgracia, una vez más, esto es escaso pero vamos a suponer que lo hiciéramos como se debe), el PM le ayudará a elegir Arquitectos e Ingenieros que van a redactar el proyecto, que una vez redactado se someterá a la Constructora, quien a su vez lo ofertará, buscando siempre, en su propio beneficio, aquellos fallos que pueda tener el proyecto y que le permitirán, una vez iniciada la obra, obtener los famosos Precios Contradictorios, con los que compensará la baja de oferta ficticia que le ha permitido llevarse el Contrato.

Así las cosas se comienza la construcción, que será una suerte de guerra, compuesta de numerosas batallas “por capítulos”, en las que el Project Manager (si lo hay) presionará para que se cumpla el precio y la calidad contratados y la obra no se desvíe del plazo previsto, el Arquitecto, Arquitecto Técnico e Ingeniero defenderán el proyecto para que no se cambie nada de lo redactado y la Constructora se defenderá a su vez ferozmente en contra de todo aquello que no le permita subir el importe de lo contratado, que recordemos sabía desde el principio que era ficticio, para poder alcanzar el objetivo de rentabilidad de la obra.

¿No es demencial este sistema?

Pues trabajemos en adelante mediante IPD y conseguiremos una eficacia mucho mayor.

Ya se que esto conlleva un cambio legislativo, que los roles antes descritos están consagrados en España por la LOE (Ley de Ordenación de la Edificación), en la que por cierto el PM ni figura. Pero insisto en que las mejoras son de tal calado que compensa actualizar la Ley, que se ha quedado, no solo en este aspecto, sino en muchos otros, totalmente desfasada.

Miguel Ángel Álvarez