Peritajes & Peritos

Los niños experimentan un periodo de rápido crecimiento marcado por cambios importantes, tanto en su carácter como en su comportamiento. En la base de estos cambios normalmente se encuentra una conjugación de factores, por una parte, se hallan las transformaciones físicas propias de la maduración y, por otra parte, los cambios en su esfera social y cognitiva. Estos cambios no siempre son fáciles de sobrellevar y pueden dar lugar a conflictos o incluso a trastornos psicológicos o emocionales en los niños.

De hecho, durante la infancia la conducta que se puede considerar normal para un pequeño de tres años deja de serlo a otra edad por lo que un mismo comportamiento puede tener una causa diferente dependiendo de la etapa por la que esté atravesando el niño.

Lo que a una edad puede catalogarse como un comportamiento típico y aceptable, a otra edad puede convertirse en el síntoma de un trastorno psicológico.

Los niños también pueden tener dificultades para afrontar determinadas situaciones, sobre todo cuando estas superan los recursos psicológicos de los cuales disponen a su edad. Los pequeños intentan darle un sentido a su mundo y pueden sentirse muy frustrados cuando las cosas no salen como esperaban, se entristecen cuando sucede algo negativo y se preocupan o sienten miedo cuando hay demasiada incertidumbre.

Es erróneo pensar que los niños no tienen problemas o que estos no son tan importantes y agobiantes como los que se viven en etapas posteriores de la vida o pensar que estos problemas se resolverán por sí solos o que todas las conductas disruptivas forman parte del desarrollo y que “se le pasará cuando crezca”.

Por ello os describimos algunas situaciones que pueden indicar cuándo es conveniente consultar a un psicólogo infantil

Como regla general, se debe acudir cuando el niño presenta conductas que no son adecuadas para su edad y tampoco responden a un patrón cultural. También puede ocurrir que no alcance los hitos que se esperan para su edad, lo cual puede indicar un retraso en el desarrollo o una involución en el mismo.

Además, estas conductas deben ser persistentes en el tiempo; es decir, debe existir un patrón de respuesta constante a lo largo de varias semanas y este debe provocar un deterioro en alguna de las áreas de acción del niño, como sus resultados académicos o las relaciones con su familia y los compañeros del colegio.

Sin embargo, no siempre es fácil saber cuándo una conducta es adecuada o no para cierta edad. Por eso, ante las dudas, si te sientes desorientado/a y no sabes cómo ayudar a tu hijo, la mejor alternativa es pedir el consejo de un experto en psicología infantil, este analizará tu caso y te brindará las orientaciones pertinentes para que enfrentes la situación de la manera más adecuada.

De hecho, es importante tener en cuenta que, si no se toman las medidas adecuadas, lo que puede comenzar como un comportamiento puntual, puede degenerar a lo largo del tiempo provocando un patrón de conducta desadaptativo. Tener más información siempre es beneficioso y te permitirá participar activamente en el desarrollo de tu hijo, previniendo que la alteración se agrave.

También es necesario acudir a un psicólogo infantil cuando notas que el niño tiene problemas para aprender o para relacionarse con sus compañeros porque estas dificultades, que al inicio quizás parecen poco importantes, pueden incidir negativamente en la configuración de su personalidad.

También puedes pedir ayuda si notas que en las últimas semanas su comportamiento ha cambiado y se muestra más retraído, irritable o inquieto que de costumbre.

No olvides que hablar con tu hijo es importante, pero en ocasiones mantener una buena comunicación no es suficiente para resolver los problemas.

Una familia funcional no solo debe basarse en la comunicación, sino que también debe expresar asertivamente sus emociones y poner límites. Por eso, a veces no es necesario esperar a que surja un problema para acudir al psicólogo, también puedes pedir orientación sobre cómo manejar los cambios importantes, como un divorcio, la muerte de un ser querido o un traslado de colegio.

Muchas veces, sobre todo cuando el niño es muy pequeño, no es necesario que sea él el que acuda a la consulta. Unas sesiones de orientación dirigidas a los padres pueden ser suficientes para cambiar ciertas pautas y dinámicas del niño.

Fuente: Centro Codex

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