Dicen que los detectives son gente sin escrúpulos, sin sentimientos y que no tienen piedad de sus víctimas. Obviamente los haters de esta profesión tienen toda la razón ante esta afirmación, pero lógicamente, es su trabajo y su forma de ganarse la vida. Y ésta, en muchas ocasiones, pende de un hilo.
La sociedad actual cree que los detectives solo existen en las películas o en los libros. Véase el caso de Jessica Fletcher o Sherlock Holmes; sin embargo, la realidad supera a la ficción. Es por ello, que las personas viven tranquilas, sabiendo que nadie observa sus actos. Pero actualmente, debemos soportar un férreo marcaje en nuestra libertad vigilada. Todos podemos estar siendo observados en cualquier momento. Hay alguno que sufrirá manía persecutoria, pero ése ya es otro tema.
Aunque su angelical rostro haga dudar de que sea capaz de ejercer en este peligroso mundo, su profesionalidad es todo un lujo. Tiene el valor de adentrarse en lo más profundo de una persona y sacarle todo tipo de detalles. Eso no lo hace cualquier persona. ¿Cómo lo harán? Muchos pensamos que son héroes, que son de otro planeta, pero son personas como tú y como yo. Con sus sentimientos y sus imperfecciones. Ahí es donde radica el éxito de un detective. En pasar desapercibido entre una marabunta de personas, a pesar de llevar por dentro un traje de espía, al más puro estilo James Bond.
En estos tiempos que corren, los detectives no llevan gabardina, aunque sean coquetos, ni se esconden detrás de un periódico, aunque les guste leer el Marca. Si lo hicieran, evidentemente, serían inmediatamente pillados in fraganti y ya podrían ir diciendo adiós a su trabajo. La sociedad tiene como imagen detectivesca esa misma, por culpa de las películas.
Pero los detectives son algo más…
Desde aquí recomendamos que conozcáis a alguno, aprenderéis muchas cosas…
