Peritajes & Peritos

La biografía del artista y la fuerza metafórica de sus imágenes permiten entender la discreta composición y el reducido tamaño de las firmas que rubrican algunas de sus obras.

En el caso de Magritte, puede aplicarse la máxima de Picasso de “que no hace falta firmar una obra para reconocer la autoría”.

Ayer fuimos un grupo de amigos a ver la exposición de CaixaForum; muchos visitantes inundaban las salas introducidas por contornos plateados de las formas más emblemáticas del artista.

Si te acercabas a los grupos de personas de todas las edades y procedencia, podías escuchar todo tipo de interpretaciones sobre lo que veían, y esa disparidad se explicaba porque Magritte quiso jugar al despiste con el título de sus obras para no condicionar la interpretación del espectador.

Y ahí estábamos, cada cual dando su parecer al significado de la piedra en suspensión, la manzana ocupando una habitación y el cuerpo de la mujer fraccionado como una torre de Babel.

Ahí -pensaba- radica la grandeza del arte, el cómo impacta de forma distinta en cada espectador.

Quizás por eso el arte figurativo/fotografía sea unívoco y más digerible y reciba mejores críticas; quizás, por eso, nuestra crítica o nuestra mueca sean más dubitativas y nos cueste más interpretar lo que a priori pudiera ser un oxímoron.

Pero mientras se jugaba al Cluedo del significado, como siempre, mi curiosidad y perdición fue la de encontrar una firma “curiosa”.

Seguir leyendo en ANÁLISIS DOCUMENTAL, artículo escrito por Mireia Hernández, Perito judicial en análisis documental, lingüística forense y expertización de obras de arte.

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