Los expertos en criminología explican que para descubrir a un delincuente tan importante es analizar las pruebas como a la víctima.
De ahí que -como se ve en las películas- los investigadores la interrogan de sus usos y costumbres, vida personal, familiar y social; porque frente a un mismo hecho -por ejemplo la recepción de un anónimo- cada uno maneja la situación de forma diferente según la edad, madurez, experiencia e intereses personales; también depende del conocimiento previo de situaciones parecidas, la duración del tiempo de ansiedad hasta que se resuelve el caso, las influencias ambientales, familiares, sociales y sobre todo del nivel de violencia que pudiera contener el anónimo.
El papel de la víctima es fundamental en el caso de anónimos, por ejemplo, la capacidad de análisis, la serenidad y la reflexión para que la propia víctima pueda deducir la identidad del emisor, siempre es fundamental.
En ocasiones también se solicita la colaboración de un perito en lingüística forense para que facilite datos concretos a la hora de valorar el grado de violencia en una conversación de WhatsApp. En estos casos, el nombre del acosador es conocido, pero ¿Cómo valorar el daño infringido?
La respuesta es sencilla: analizando los cambios que se producen en el interlocutor a lo largo de la conversación o conversaciones.
¿Qué elementos vamos a tener en cuenta? ¿qué datos podemos anotar y trasladar al abogado/criminólogo/investigador?
Elementos físicos
Elementos emocionales e intelectuales
