En ocasiones, en elecciones a gran escala -véase para la elección de una junta en un colegio profesional o en una entidad- donde se permiten votos por correo o votos por delegación, se contrata a peritos calígrafos para valorar la validez o invalidez de las firmas.
Los peritos, obviamente, no pueden pronunciarse sobre la autenticidad o falsedad de una firma, ya que para llegar a una conclusión tan definitiva habitualmente el perito elabora un cotejo de letras complejo y completo; en estos casos de análisis a gran escala, para este cotejo sólo se cuenta con la fotocopia del DNI y por tanto el perito no cuenta ni con el tiempo ni los medios ni los documentos idóneos para poder elaborar un análisis y/o informe sobre la autoría.
Sin embargo, el perito puede concluir que hay firmas que no se pueden validar porque la documentación que se le presenta tiene una serie de anomalías.
A simple vista se puede descartar como inviable:
La experiencia y la técnica del perito también permite detectar otro tipo de firma:
Pero a veces, hay firmas que guardan cierto parecido con la firma del DNI y su trazado es espontáneo. ¿Qué hacer en estos casos? ¿Cuál es su casuística?
Este tipo de firmas que generan dudas sobre su autenticidad, no pueden ser consideradas falsas, porque requieren un análisis en profundidad, y por tanto el perito sólo puede clasificaras como firmas dudosas.